miércoles, 30 de noviembre de 2011

12. ESCULTURA


12. ESCULTURA:

La escultura, al igual que todas las artes, fue introducida al virreinato peruano por la iglesia. La escultura virreinal produjo obras maestras, tanto por las delicadeza y minuciosidad en los detalles, como por la magnifica expresión del conjunto. Se esculpieron, mayormente, imágenes religiosas, para embellecer los altares, en los que predominaba el dorado y la policroma; igualmente, otras estatuas de santos, como aquellas que adornan las fachadas de los templos, a la vez de altares, púlpitos y confesionarios. En todos los casos se empleó mayormente, la madera y excepcionalmente la piedra. La presencia de maestros españoles durante el siglo XVI y principios del XVII consolidó a Lima como importante fuente de producción escultórica.
Entre las más importantes escultores del virreinato figuran Juan Martínez de Arrona, excelente ebanista especializado en cajonería religiosa. Su obra más importante es la Cajonería de la Catedral (1608) realizada bajo los cánones del renacimiento pues debía armonizar con el estilo de Francisco Becerra, alarife de la catedral. Otro importante escultor fue Pedro de Noguera, autor de la Sillería de la Catedral (1532), acaso la obra escultórica más bella de Lima construida en el siglo XVII. De los talleres del andaluz Juan Martines Montañéz (1568-1649) destaca el retablo del Monasterio de la Concepción (actualmente se encuentra en la Catedral de Lima). Este gran retablo describe en sus relieves la vida San Juan Bautista y fue enviado, desde Sevilla, durante 15 años a la Ciudad de los Reyes (1607-1622).
Otra obra importante es la escultura de Melchor Caffa titulada "El tránsito de Santa Rosa" (1699). De origen maltés, Caffa se educó en Roma, por lo que la obra en honor a la santa peruana posee bastante parecido con la Santa Teresa de Bernini.
En el siglo XVII, ocupa un lugar especial la obra del mestizo Baltazar Gavilán. Con un manejo exquisito del barroco, sus obras imprimen un realismo sin precedentes en la plástica peruana. Destacan La dolorosa realizada para el convento de San Francisco y La Muerte, para la iglesia de San Agustín. De 1.95 m, esta escultura representa el fin de la vida (esqueleto con un arco y flecha en la mano) y según una tradición de Ricardo Palma fue el mismo Gavilán víctima de esta obra, pues, cuenta la leyenda, que tras una pesadilla el autor se levantó y a media luz se encontró con la horrible figura de "La muerte", muriendo de la impresión.

11. LA PINTURA


11. LA PINTURA:

El arte durante el virreinato recibe tres influencias importantes: la italiana, protagonizada por pintores portadores del Renacimiento tardío; el manierismo, que es perceptible en la delicadeza del tratamiento de la corriente flamenca a través de pinturas y también con grabados en estampas y libros ilustrados y la influencia española se halla en los trabajos de Zurbaran, Murillo y Valdes Leal, que enviaron sus obras a América y luego por la presencia de algunos pintores peninsulares.  
Los estilos o técnicas del arte en el periodo colonial no se puede  dividir claramente porque perviven arcaismos que se prolongan de un periodo a otro o que permanecen en forma constante. Esta primera etapa comprende desde mediados del siglo XVI y se extiende hasta
1630 aproximadamente. 
La segunda etapa que corresponde al barroco se sitúa entre los años de 1630 a 1700 caracterizándose por la influencia española que introduce el tenebrismo, el dramatismo y el dinamismo.  
Una característica notable es que la pintura pasa a manos  de artistas mestizos e  
indígenas que fueron formados  y entrenados en los talleres de los maestros del periodo precedente, quienes comienzan a formar las escuelas que definen el genio peculiar de cada región.  
Con la repercusión de la plata del Cerro Rico surge la Escuela Potosina, mientras que en otras regiones de América irrumpen la Escuela de La Paz o del "Collao", la Escuela del Cuzco en Perú y la Escuela de Quito en el Ecuador.  
La Escuela Potosina durante el siglo XVII muestra cierto tenebrismo, ya que los temas se centran en la figura humana, de influencia netamente española. Sus principales representantes son Francisco de Herrera y Velarde, Francisco López de Castro y el renombrado maestro Melchor Perez Holguín. Posteriormente en el siglo XVIII Gaspar Miguel de Berrio y Luis Niño, alcanzan un prestigio notable. 
La  tercera etapa llamada "el barroco mestizo' se desarrolla de 1700 a 1790. Se evidencia una disminución de la influencia europea y española ante todo y surgen con ímpetu los valores nativos mezclados con los aportes del arte europeo, dando nacimiento al barroco mestizo que es la expresión máxima del arte americano.  
  
Es en esta canturía  la pintura potosina alcanza su más s alto nivel gracias al pujante trabajo de artistas de talento que producen una serie de obras religiosas .  
Los talleres aumentan su producción, aparecen pinturas anónimas y el arte se extiende a la población.  
También este periodo sirve pare desarrollar temas peculiares de la pintura andina, como las vírgenes triangulares, donde se representan esculturas y estas a su vez muestran el sincretismo culturalmente la Virgen María Madre y la divinidad prehispánica de la "Pachamama" o Madre Tierra.  
La Virgen de Copacabana, del Rosario, de Pomata, la de Sabaya, de Guadalupe y otras son ejemplos magníficos.  
Entre otros temas sobresalen la representación de alegorías del triunfo de la iglesia sobre el paganismo y las herejías, triunfos inspirados en la literatura del siglo de oro español y sus postrimerías  
De toda esta evolución el Museo de la Casa de Moneda guarda un tesoro de 722 pinturas en varios ambientes ,.






















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La escultura, al igual que todas las artes, fue introducida al virreinato peruano por la iglesia. La escultura virreinal produjo obras maestras, tanto por las delicadeza y minuciosidad en los detalles, como por la magnifica expresión del conjunto. Se esculpieron, mayormente, imágenes religiosas, para embellecer los altares, en los que predominaba el dorado y la policroma; igualmente, otras estatuas de santos, como aquellas que adornan las fachadas de los templos, a la vez de altares, púlpitos y confesionarios. En todos los casos se empleó mayormente, la madera y excepcionalmente la piedra. La presencia de maestros españoles durante el siglo XVI y principios del XVII consolidó a Lima como importante fuente de producción escultórica.
Entre las más importantes escultores del virreinato figuran Juan Martínez de Arrona, excelente ebanista especializado en cajonería religiosa. Su obra más importante es la Cajonería de la Catedral (1608) realizada bajo los cánones del renacimiento pues debía armonizar con el estilo de Francisco Becerra, alarife de la catedral. Otro importante escultor fue Pedro de Noguera, autor de la Sillería de la Catedral (1532), acaso la obra escultórica más bella de Lima construida en el siglo XVII. De los talleres del andaluz Juan Martines Montañéz (1568-1649) destaca el retablo del Monasterio de la Concepción (actualmente se encuentra en la Catedral de Lima). Este gran retablo describe en sus relieves la vida San Juan Bautista y fue enviado, desde Sevilla, durante 15 años a la Ciudad de los Reyes (1607-1622).
Otra obra importante es la escultura de Melchor Caffa titulada "El tránsito de Santa Rosa" (1699). De origen maltés, Caffa se educó en Roma, por lo que la obra en honor a la santa peruana posee bastante parecido con la Santa Teresa de Bernini.
En el siglo XVII, ocupa un lugar especial la obra del mestizo Baltazar Gavilán. Con un manejo exquisito del barroco, sus obras imprimen un realismo sin precedentes en la plástica peruana. Destacan La dolorosa realizada para el convento de San Francisco y La Muerte, para la iglesia de San Agustín. De 1.95 m, esta escultura representa el fin de la vida (esqueleto con un arco y flecha en la mano) y según una tradición de Ricardo Palma fue el mismo Gavilán víctima de esta obra, pues, cuenta la leyenda, que tras una pesadilla el autor se levantó y a media luz se encontró con la horrible figura de "La muerte", muriendo de la impresión.

10.Arquitectura


10.Arquitectura:

 
La arquitectura virreinal alcanzó su máxima expresión en la edificación de iglesias, claustros, casas y mansiones señoriales, y en menor medida fortalezas y cuarteles. Su desarrollo fue incentivado fundamentalmente por la actividad religiosa, la cual construyó catedrales, claustros y conventos urbanos y rurales, dispersos por toda su geografía. La mayoría de las iglesias de fines del siglo XVI poseían planta gótico-isabelina con nave alargada y separada por presbiterio o capilla mayor por un gran arco denominado toral. Sin embargo, son pocos los ejemplos de arquitectura del siglo XVI. Algunas casas-patio de Lima y Cuzco, y ciertas iglesias en provincia son la única muestra de las construcciones de aquella época. Del siglo XVI destacan la casa de Jerónimo de Aliaga en Lima, La Merced en Ayacucho, la Iglesia de San Jerónimo en Cuzco y la Asunción en Juli, Puno.
·         Barroco Andino